“…En los últimos años, la impregnación a vacío ha sido confirmada como una técnica eficaz en la incorporación de componentes con actividad fisiológica, concretamente microorganismos probióticos, agentes antioxidantes, vitaminas, minerales, fibra dietética y ácidos grasos omega-3, en la estructura porosa de determinadas frutas y hortalizas para, de esta forma, obtener alimentos funcionales de apariencia similar a la que presentan en estado freso (Fito et al, 2001a y b; Gras et al, 2003;Betoret et al, 2003;Barrera et al, 2004;Alzamora et al, 2005;Anino et al, 2006). Sin embargo, cabe esperar que los cambios inducidos en las propiedades físicas de la mayoría de los alimentos sometidos a una operación de impregnación a vacío afecten su comportamiento durante operaciones posteriores de estabilización, tales como la deshidratación osmótica o el secado por aire caliente.…”