“…Lo anterior aunado a que el mundo del trabajo ha cambiado de paradigma en su funcionamiento y organización tras el declive del sistema de producción fordista (Dabat, Hernández y Vega, 2015), siendo desplazado poco a poco por otros sistemas de organización del trabajo denominados como neofordismo, postfordismo y especialización flexible (Reta, 2009), que tienen como común denominador el concepto de "flexibilidad", que desde el ámbito empresarial toma diversas formas (Rodríguez, 1995): referida a la capacidad para variar niveles de producción o para responder con celeridad a los pedidos, y a la habilidad para introducir nuevos procesos con celeridad y eficacia; referida a la gestión de la mano de obra suele implicar la capacidad para asignar a los trabajadores a distintas operaciones o asignar diversas operaciones a un solo trabajador, por lo que este deberá dominar habilidades generales y específicas, dejando de ser especialista para ser polivalente y altamente flexible, siendo capaz de adaptarse a nuevas funciones y puestos de manera cotidiana (OECD, 2018;Ibarra y González, 2010), de allí que se introduzca la necesidad de formar a los nuevos trabajadores con un enfoque multidisciplinario o híbrido.…”