En los últimos tiempos asistimos, al menos en los países occidentales, al debilitamiento de los lazos de solidaridad que daban lugar a lo que ha venido denominándose “conciencia de clase”. Una redefinición de esta última categoría atendiendo a las determinaciones que la crítica de la economía política pone al descubierto nos lleva a pensar que, más que una desaparición, ha tenido lugar una mutación. El hecho de que los agentes clasistas, particularmente la clase trabajadora, no se reconozcan como clasistas es una consecuencia que resulta precisamente de su condición de miembros de una clase. Son diferentes mecanismos, entre los que destacamos las nuevas dinámicas de consumo, que les conciernen como tal los que les lleva a asumir la ideología que, desde las coordenadas foucaultianas, se ha denominado como “subjetividad neoliberal”.