<p>El artículo analiza la forma en que la Unión de Damas Católicas Mexicanas (1912-1932) desarrolló su vida asociativa a partir de promover un programa de acción político-social utilizando diversas dimensiones del espacio urbano de la ciudad de México: la parroquia, la manzana, los barrios y las colonias. Igualmente, examina cómo sus acciones por la ciudad posibilitaron a la Unión construir un entramado social a través del cual actuaron en distintos campos de manera simultánea, múltiple y articulada. Así, mientras crearon un sistema catequístico, fundaron sindicatos, establecieron escuelas, instaurando una estructura material y espacial que les dio soporte para enfrentar pública y políticamente a los gobiernos posrevolucionarios. Se evalúa el papel de la parroquia como una institución fundamental en la composición y acomodo de las Damas Católicas en la estructura urbana.</p>