“…El cuerpo de la psicología del testimonio inició con trabajos en testigos presenciales adultos (Gutiérrez y Carpintero, 2004), últimamente han sido varias las investigaciones realizadas frente a los distintos aspectos del testimonio infantil, como la validez de las declaraciones (Juárez, 2004;Erives, 2013;Köhnken, Manzanero y Scott, 2015), falsas memorias y falsas creencias (Wade, Green y Nash, 2011;Rodríguez et al, 2007), diferencias individuales como el desarrollo cognitivo (Solis, 2000;Segovia y Crossman, 2012;Roca, Baqués y Sáiz, 2005 citados por Alarcón y Sánchez, 2015; Goodman, Goldfarb, Chong y Goodman-Shaver, 2014), detección de mentiras (Ribeiro, Romão, Fernandes, Pacheco y Monteiro, 2014), el tipo de preguntas a realizar en caso de abusos sexuales repetidos a niños (Brubacher, Malloy, Lamb y Roberts, 2013;Earhart, La Rooy, Brubacher y Lamb, 2014), protocolos de entrevistas aplicados a niños (Block, Foster, Pierce, Berkoff y Runyan, 2013;Roos y Landström, 2013;Novo, Velasco y Arce, 2014;Presentación, Medina, Soriano y Negre, 2014), el análisis comparativo de éstos (García, 2013) y, la contextualización de éstos en otros idiomas (Cabañas, 2003;Omaña y González, 2008;Peixoto, Ribeiro y Alberto, 2013); contrario a esto, las investigaciones en torno a la exactitud del testimonio infantil han sido menores (Sporer, McQuiston e Ibabe, 2006citados en Alarcón y Sánchez, 2015. Esta investigación parte de la influencia que tiene el procedimiento de entrevista en el grado de exactitud del testimonio infantil, partiendo de algunas investigaciones que sustentan la habilidad que presentan los niños para brindar testimonio de manera acertada cuando las técnicas o preguntas realizadas alientan que cuenten los hechos con sus propias palabras, dándose relatos precisos inclusive en los niños más pequeños (Álvarez, 2010 citado en Celedón, 2016).…”