“…Según la literatura, la pobreza en el sector rural se determina por los activos privados con los que cuentan los hogares rurales y son utilizados para generar productos o ingresos monetarios, como la tierra, maquinaria y tecnología que se necesita para ponerla a producir, el nivel educativo y la composición del hogar, entre otros elementos (Leibovich & Núñez Méndez, 1999;Tobasura et al, 2013;Parra-Peña et al 2013). Pero también se explica por las políticas de desarrollo económico que excluyen las capacidades del campesinado, la estructura desigual en la tenencia de la tierra, la precarización laboral, las condiciones de discriminación de las mujeres rurales y comunidades étnicas, la falta de sostenibilidad ambiental y la exposición constante de las poblaciones rurales a formas de violencia (Berry,3 Las formas de analizar la pobreza van desde corrientes que la asocian con conceptos más amplios como desigualdad, o desarrollo (Gasparini et al, 2014); que plantean hablar de pobreza y riqueza, como fenómenos indisociables (J. C. Castillo & Rivera, 2018); o incluso se enfocan en las expectativas de las personas en contextos particulares, como el conflicto armado (Loaiza Quintero et al, 2018) 2017; Castillo, 2014;Jaramillo, 2006;Kay, 2006;Mora Cortés, 2013). Así, la pobreza rural está dada tanto por las condiciones propias de los hogares rurales, como por las problemáticas históricas del campo y sus estructuras económicas, políticas y sociales excluyentes.…”