En los últimos años se ha puesto de manifiesto la necesidad de reevaluar el papel de los neurolépticos atípicos en el tratamiento de los trastornos conductuales en los pacientes con demencia (1-5). A lo largo de este artículo, hacemos algunas reflexiones sobre el cambio de papel de este grupo farmacológico desde un prisma eminentemente clínico. ¿Son los neurolépticos atípicos los héroes en el tratamiento de los síntomas conductuales en las demencias?Hasta hace muy poco, la recomendación de los grupos de expertos era el empleo de estos fármacos en los estados de agitación y agresividad (6). El esquema terapéutico en el que se adjudica a la agitación el tratamiento farmacológico con neurolépticos es muy discutible, ya que otorgar a un síntoma conductual un determinado tratamiento es dar la consideración de entidad clínica a dicho síntoma, algo poco justificado tanto desde un punto de vista empírico(no existen suficientes evidencias para esta afirmación) como fisiopatológico. En efecto, un episodio de agitación o agresividad puede estar ocasionado por un deliro de robo por ejemplo; pero también por una fobia secundaria a un cuadro de ansiedad, donde el paciente puede negarse al aseo o a los cuidados en general, lo que puede ocasionar un cuadro de agitación y agresividad importante que puede persistir durante todo el día y no sólo cuando intentamos realizar estos cuidados. En ambos casos, el trastorno conductual es el mismo, la agitación con agresividad o sin ella; aunque en el primero, el uso de neurolépticos puede ser el fármaco conceptualmente más indicado para controlar el cuadro, y en el segundo, serán los ansiolíticos los que jueguen su papel. En este sentido, sorprende que en un número sustancial de los ensayos clínicos (teniendo en cuenta su escaso número) la mayoría de los pacientes que se incluyen tienen trastornos conductuales pero no psicóticos, lo que genera mayor incertidumbre a la hora de adjudicar a estos pacientes un tratamiento neuroléptico (7,8).Aunque no es frecuente a la hora de presentar los resultados distinguir entre los efectos sobre la agitación y sobre la psicosis, en el trabajo de Katz y cols. (9) se observa que la dosis de 2 mg es significativamente más efectiva que la dosis de 1mg a la hora de reducir la puntuación global en la escala BEHAVE-AD; sin embargo, cuando analizan el efecto sobre la psicosis, es la dosis de 1mg la que resulta ser significativa frente al grupo placebo. Del mismo modo, al analizar los datos excluyendo los pacientes que han sufrido somnolencia o síntomas extrapiraidales (EPS), la efectividad es más significativa a esta dosis. ¿Cómo podemos interpretar este dato? Probablemente se deba a que, si incluimos a pacientes con y sin síntomas psicóticos en el mismo análisis, necesitaremos más dosis de neuroléptico para que resulte significativo. El grupo de pacientes agitados sin una causa psicótica necesitará más neuroléptico para su control, ya que éste se produce más por efecto secundario que por efecto terapéutico. En el ensayo clínico de Street y cols. (10), cuando a...