“…Así, a pesar de la gran aplicación que se ha hecho y aún se sigue haciendo de los MGC en organizaciones educativas como universidades o centros de formación continua (Becket y Brookes, 2008;Kasperavičiut, 2011;Sakthivel y Raju, 2006), diversos estudios han comprobado la dificultad de su implementación en estos contextos (Asif et al, 2011;Liao et al, 2010a;Pawlowski, 2007;Sirvanci, 2004). Se ha detectado en la literatura especializada varias limitaciones y desajustes al aplicar estos modelos estándares en este tipo de organizaciones (Domínguez y Lozano, 2005), como la falta de proporcionalidad entre la inversión en esfuerzo y tiempo con la mejora que se consigue; el mayor interés por la imagen de la institución que por la calidad de la formación, entendida como la adecuación de dicha formación a las necesidades reales de los demandantes; la dificultad de aplicación directa de modelos estándares en organizaciones no relacionadas con la producción de bienes (Pawlowski, 2007;Van den Berghe, 1998), debido principalmente a la falta de especificación de los objetivos a cumplir, y a la estructura vertical de comunicación entre los empleados (Boyer, 2003); así como la necesidad de buscar alternativas que permitan evaluar aspectos como los procesos, la transferencia o el impacto, ya que la calidad de la formación suele evaluarse teniendo en cuenta básicamente criterios de resultado (Andrés, 2005;Aragón, 2004;Dickerson, 2000;Domínguez y Lozano, 2005).…”