La fortaleza de un sistema de defensa radica en el núcleo interno de cada individuo que forma parte de una sociedad. Esta esencia interna se define por la identidad y el propósito que conscientemente adopta cada persona, y se manifiesta cuando se pueden responder preguntas esenciales sobre uno mismo y su rol en la vida. La coherencia y claridad con las que se abrazan los principios, valores y virtudes determinan cómo se vive y actúa. Vivir estos valores da lugar a un estilo de vida cohesivo y con sentido de trascendencia en decisiones y acciones. Del mismo modo que la resistencia de una cadena se mide por la de sus eslabones, la integridad y solidez de instituciones como la sociedad, el ejército y la administración se reflejan en la fortaleza individual de sus miembros. Por ello, este artículo hace una reflexión que busca examinar la relación entre la solidez individual