La primera operación de un edifico sacro cristiano es su orientación. Las liturgias (s. IX-XII) determinan una alineación (E-O), la precisión de algunas iglesias, con Az muy próximo a 90º y con una altura del horizonte (ASS) > 0º, indican la utilización de métodos geométricos, entre los que se encuentra el de Gisemundo (c.800) del monasterio de Ripoll (ACA 106), considerado más preciso que los vitruvianos por la sencillez de su trazado equinoccial. Pese a ello, hay implícitamente unos conocimientos goniométricos para determinar la proporción entre el gnomon y la sombra, relacionados con los horologium pedum (IX-XII) y los posteriores relojes de sol azimutales como el de Ripoll (ACA 225) (s. XI). Para la latitud de Gisemundo, su método, permite en los equinoccios, trazar con gran precisión el enfilamiento equinoccial, con un gnomon de proporción [2/3], con una sombra [1], próxima a las horas (III-IX).