“…En los países de la Unión Europea y en Estados Unidos, donde la industria de la bioenergía se encuentra más desarrollada, la literatura coincide en destacar la importancia de barreras económicas, sociales e institucionales en la penetración de esta industria en el mercado de la energía eléctrica (Altman y Johnson, 2008;Mayfield, Foster, Smith, Gan y Fox, 2007;McCormick y Kåberger, 2007;Roos, Graham, Hektor y Rakos, 1999;Rösch y Kaltschmitt, 1999;Thornley y Prins, 2009). Algunas de las barreras más significativas son aspectos que inciden en la complejidad y en la eficiencia de las cadenas de producción de bioenergía, incluyendo los costos logísticos de la biomasa (Adams, Hammond, McManus y Mezzullo, 2011;Blumer, Stauffacher, Lang, Hayashi y Uchida, 2013;McCormick y Kåberger, 2007); la baja integración y/o cooperación de los distintos sectores involucrados (Mayfield et al, 2007;McCormick y Kåberger, 2007;Roos et al, 1999); la competencia por la materia prima con mercados no energéticos (Adams et al, 2011;Smith, Lattimore, Berndes, Bentsen, Dimitriou, Langeveld y Thiffault , 2015); las dificultades asociadas con la producción y la movilización de recursos materiales, cognitivos y relacionales a nivel local (Adams et al, 2011;Rösch y Kaltschmitt, 1999); la incertidumbre del entorno, el poco conocimiento y la mala percepción pú-blica de estas tecnologías (Hodgson, Ruiz-Molina, Marazza, Pogrebnyakova, Burns, Higson, Rehberger, Hiete, Gyalai-Korpos, Di Lucia, Noël, Woods y Gallagher , 2016;Mangoyana y Smith, 2011).…”