“…En el mismo sentido de los recientes enfoques de Manzini (2014), muchos autores, como Ekomadyo y Yuliar (2015), Felicetti (2016), Hillgren y Seravalli (2016), Huybrechts et al (2016), Kelkar y Spinelli (2016), Navarasta et al (2016), Monfared et al (2015, Patarakin y Shilova (2015), Pollice (2016), Romeiro Filho (2015, Salonia (2016), Sarmah et al (2015), Selloni y Manzini (2016), Tyl et al (2015), van Reusel (2016), Vilar y Cartes (2016), entre muchos otros, encuentran un camino posible con las estrategias de intervención en el campo de acción del design social, en el cual modelos más participativos y democráticos generen transformaciones y nuevas alternativas de desarrollo sostenible para la ciudad contemporánea desde lo local. Howaldt et al (2016) hablan sobre este tipo de tendencias desde la perspectiva de la innovación social, como evidencias de la formación de un nuevo paradigma en los sistemas de innovación y los modos de producción (p. 25), que precisan de la movilización de muchos actores sociales, con un sentido social, sin nombrar algunos de los pensamientos que visionaron hace muchos años los precursores de todas estas ideas, por ejemplo Papanek (1995) reconocía desde hace muchos años entre el repertorio y las capacidades propias de un designer su capacidad para combinar las consideraciones técnicas en el proceso creativo, con las preocupaciones de los factores sociales y humanos; también su capacidad para trabajar con personas de muchas culturas y áreas diferentes (p. 10), el design como un arte social por excelencia (p. 195).…”