El antiimperialismo en los años sesenta del siglo XX tuvo importantes componentes artísticos y culturales, la canción de protesta fue uno de ellos. Jóvenes de varios países latinoamericanos comenzaron a hacer música para denunciar, y a la vez que confrontar, al imperialismo de Estados Unidos. Dichas expresiones musicales aglutinaban pronunciamientos de solidaridad y acompañamiento a luchas revolucionarias como la revolución cubana y hasta otras latitudes, como la guerra de Vietnam. Este artículo busca explicar lo anterior a partir de uno de los ejemplos más tempranos de este fenómeno en América Latina: el Primer Encuentro de la Canción Protesta en 1967 en La Habana, Cuba. Este evento marcó la pauta y desde entonces se configuraría como una manera casi programática de comprometerse políticamente desde la creación artística. Como demuestra este trabajo, la reunión en la isla fue un parteaguas para configurar la postura política de solidaridad en varios de los jóvenes músicos asistentes, como el caso del mexicano Óscar Chávez.