El proyecto “filosófico-literario” de Martha Nussbaum presenta dúas grandes fases o momentos. En el primero, la literatura y la filosofía moral dialogan; mientras que, en el segundo, se proponen “usos políticos” de la literatura: esta tiene que ser una parte central, nunca la única, de la formación del ciudadano. De este modo, el proyecto de Nussbaum aparece como una forma de criticismo ético. El artículo se propone analizar y rechazar una de las críticas de Richard Posner a toda forma de criticismo ético: su negación de que la evaluación ética sea legítima al abordar la literatura y su afirmación de que el contenido moral de las obras es un asunto poco relevante. Se busca argumentar en contra de esta posición autonomista radical (o de desapego-estético) de Posner y mostrar cómo el proyecto de Nussbaum, incluso, resulta compatible con una posición autonomista, pero moderada.