Desinformación y erosión de la credibilidad periodística en el contexto de las noticias falsas. Estudio de caso

Abstract

El presente artículo propone un análisis de la correlación entre la pérdida de credibilidad de los medios, los desórdenes informativos y la opacidad de los procedimientos de producción de noticias. Para ello, se trae aquí el estudio de caso de un reportaje publicado por el periódico El Mundo en su suplemento Crónica, con el fin de analizar qué formas adopta la desinformación en la prensa de referencia y hasta qué punto puede estar afectándola más allá de lo que acontece en las redes sociales. El recurso a la invención o la suplantación de fuentes fidedignas en los bulos que circulan por la red dejan aquí paso, entre otros, a la mezcla indiscriminada de datos falsos con datos verdaderos, y a las referencias vagas sobre fuentes cuya identidad es imposible comprobar.

Impacto del entorno digital en los medios tradicionales chilenos: percepciones y actitudes predominantes de sus protagonistas

“…En ese contexto, las nuevas generaciones de reporteros juegan un rol clave en la renegociación de los límites del rol periodístico (Duffy y Knight, 2019), al mostrar actitudes diferentes de las de sus predecesores, más orientadas a servicios y soluciones (Grubenmann y Meckel, 2017). Particularmente clave resulta la acción de las nuevas generaciones de profesionales del periodismo en la confrontación de desórdenes informativos que pueden confundir o manipular a la opinión pública, multiplicando el efecto de superabundancia informativa en el anonimato y entregando información incorrecta deliberadamente (Gutiérrez-Coba et al, 2020), lo cual provoca, entre otras cosas, que la ciudadanía deje de creer en los medios de comunicación y dificulta la identificación de los hechos verdaderos (Del Hoyo Hurtado et al, 2020).…”

¿Cómo interpretan y contextualizan los periodistas mexicanos en las notas que publican sobre crimen organizado? La subjetividad ampliada

“…En ese sentido, diversos son los estudiosos (Chillón, 2019;Albarrán, 2020; Serrano y Solano, 2021, Vinuesa y Nicolás-Sans, 2023) que aluden al periodismo como búsqueda de la verdad, un asunto que ha cobrado especial importancia en investigaciones recientes sobre bulos o fake news, como la de Del Hoyo-Hurtado et al (2020). Algunos autores, como Manfredi y Ufarte (2020), hacen prevalecer el concepto de veracidad, aunque no descartan el de la mencionada objetividad.…”

Bulos, redes sociales, derechos, seguridad y salud pública: dos casos de estudio relacionados

“…Sin embargo, mientras que anteriormente los agentes más implicados en la manipulación mediática eran dirigentes periodistas, élites culturales o económicas (Elías, 2018), actualmente se ha producido una cierta "horizontalización" o democratización de la distorsión informativa (Barrientos-Báez et al, 2018). De hecho, una de las particularidades de la denominada como era de la posverdad (Keyes, 2004), radica en la elevada capacidad para amplificar y propagar rápidamente toda clase de opiniones en base a la multitud de canales existentes (nuevas plataformas, aplicaciones móviles, páginas webs o redes sociales) y a disposición, por regla general, de cualquier tipo de usuario (Camargo, 2021;Elías, 2018) cuyo anonimato contribuye al falseamiento informativo (Del Hoyo et al, 2020).…”

“…No en vano, las grandes empresas dueñas de las principales redes sociales poseen la capacidad real de transformar la desinformación en propaganda política a través de algoritmos (más cuantitativos que cualitativos, Elías, 2018) programados y sesgados, influyendo así en el comportamiento y opinión de los usuarios (Cantón et al, 2019;Ortiz-de-Guinea y Martín, 2019). En definitiva, pese a la creciente dificultad para detectar noticias falsas (Del Hoyo et al, 2020) en base a la complejidad de recursos utilizados y la dificultad para refutar o desenmascarar su origen (Benavente, 2020), la sociedad actual debe enfatizar la importancia de saber educar en espíritu crítico a la ciudadanía, de tal modo que sea capaz distinguir los contenidos rigurosos y científicos de aquellos con carácter pseudocientífico. A pesar de lo paradójico que pueda parecer esta situación, la misma ha llegado a ser tan acuciante que el actual Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital proporciona al ciudadano, a través de la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) 5 , una serie de campañas, cuestionarios, artículos e, incluso manuales, sobre buenas prácticas, detección y denuncia de bulos y fake news.…”