“…Durante la década de los 60, investigadores en Filadelfia encontraron alteraciones cromosómicas dentro del grupo G, denominándolo Cromosoma Filadelfia (Ph), siendo una de las primeras anormalidades genéticas relacionadas con cáncer, más tarde en 1973, se demostró que el cromosoma Ph era el resultado de una translocación equilibrada entre los cromosomas 9 y 22, y a partir del año 1986 cuando se establece que esta trasposición resulta en la alteración de un gen que codifica una proteínatirosina quinasa no receptora c-ABL1, inmerso dentro de una pequeña región del cromosoma 22 a la que se le denominó región de clúster del punto de interrupción o bcr (break, cluster region). [73,74] El estudio posterior de este locus demostró que la región bcr estaba en el medio de un gran gen codificador de proteínas, principalmente los exones 12 a 16, de la región del grupo de punto de corte principal, denominados M-BCR, dando como resultado una proteína de fusión de 210 kilodaltons designada p210 BCR-ABL1 o p210 BCR-ABL, a partir de lo cual se continuó en el análisis de inhibidores de tirocin cinasa para empleo terapéutico en patologías neoplásicas [72,73] Los receptores con actividad de cinasa de tirosina se caracterizan por tener una topología que dispone que el dominio de unión al ligando esté separado del dominio cinasa por la membrana plasmática. En ausencia del ligando estos receptores están en estado monomérico y al juntarse a su ligando se induce su homodimerización.…”