La Educación Física es hoy más importante que nunca. Nuestros estudiantes viven en un mundo que conspira para alejarlos de un ejercicio físico saludable para su cuerpo. Se enfrentan a fuertes tentaciones como los medios de comunicación, jugar a videojuegos y conectarse con otros a través de las redes sociales. Al mismo tiempo, las políticas y los recursos educativos se centran principalmente en objetivos cognitivos estrictamente definidos, como el avance del aprendizaje STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) o la obtención de las puntuaciones más altas en pruebas estandarizadas. Todas estas son actividades sedentarias e intelectuales que implican poca actividad física. Y mientras estos jóvenes son inactivos, los especialistas en marketing les presionan para que consuman comida rápida y bebidas azucaradas, lo que conduce a una obesidad creciente en los países desarrollados. Los publicistas también focalizan en la imagen personal de los jóvenes, cultivando ideales corporales poco realistas e incluso poco saludables, que a menudo crean inseguridad e insatisfacción con el propio físico. En resumen, estamos ante una era en la que los estudiantes necesitan especialmente apoyos educativos para comprender, ejercitar y apreciar su naturaleza física. Estos son objetivos que una Educación Física de calidad debería lograr. La Educación Física debe despertar el interés por la actividad física y el deseo de participar y mejorar. Debe entusiasmar a los estudiantes para progresar y ser físicamente más activos y capaces, independientemente de su punto de partida. Debe crear interés y motivación para que el alumnado sea activo fuera de las clases de Educación Física, en la vida diaria. Teniendo en cuenta la competencia que hay para captar la atención e interés de los estudiantes, estas no son tareas fáciles. Esto nos lleva a destacar la importancia de este libro en el que se presentan con detalle técnicas y modelos contemporáneos para motivar a los estudiantes en Educación Física. Basándose en la teoría de la autodeterminación, los diferentes capítulos se centran especialmente en cómo aumentar el interés, el aprendizaje y el valor de las actividades en Educación Física. Como muestran los autores desde diferentes perspectivas, se puede fomentar la participación autónoma o “voluntaria” en Educación Física si proporcionamos el clima y las estrategias adecuadas para la enseñanza. Idealmente, si catalizamos esta participación activa en clase también se transferirá a la vida fuera de la escuela, ya que el propósito central de la Educación Física debe ser ayudar a los estudiantes a desarrollar un estilo de vida activo para toda la vida. Sabemos que las clases de Educación Física, al menos como se impartían tradicionalmente, no solían cumplir con estos objetivos. De hecho, las experiencias de muchos estudiantes en las clases tradicionales de Educación Física han sido desalentadoras. Las clases de Educación Física recompensan y nutren con demasiada frecuencia a los estudiantes que ya son más capaces motrizmente, mientras que enseñan a los demás, a través de comparaciones sociales y un feedback negativo, que la actividad física “no es para ellos”. Razón de más para implementar técnicas como las detalladas en la teoría de la autodeterminación, que focalizan en apoyar las necesidades psicológicas de los estudiantes de todos los niveles de habilidad motriz, para fomentar una experiencia agradable, desafiante, que desarrolle la curiosidad y que mejore la competencia en Educación Física. En este importante y oportuno libro, los autores muestran cómo el profesorado puede proporcionar los apoyos motivacionales necesarios para generar compromiso con la Educación Física y que este se transfiera. Se trata de la obra más completa de este tipo para el mundo hispanohablante y se espera que tenga una influencia mundial. No ha habido un momento en el que un llamamiento para mejorar la enseñanza de la Educación Física haya sido más importante, y este original e innovador libro señala el camino.