“…La prevalencia de problemas con el alcohol aumenta con el nivel de consumo de alcohol, teniendo las mujeres mayor probabilidad que los hombres de tener problemas con la bebida a igual patrón de consumo y, especialmente, bajo consumo severo (Bríñez-Horta, 2001;Ely, Hardy, Longford y Wadsworth, 1999). Las mujeres presentan un inicio del consumo más tardío y consumen menos cantidad, pero presentan una evolución hacia el abuso más rápida que los hombres, lo que se conoce como efecto telescoping, así como más dificultades para controlar el consumo de alcohol, más problemas asociados al consumo y mayor incidencia de patología depresiva y ansiosa (Alvanzo et al, 2011;Ávila y González, 2007;Ehlers et al, 2010;Díaz-Mesa et al, 2016;Míguez y Permuy, 2017;Sánchez-Autet et al, 2018). Estas diferencias son de gran interés para la práctica clínica, ya que hombres y mujeres presentan distintas formas de enfermar, distinto perfil, curso y pronóstico respecto a los problemas derivados del consumo de alcohol, lo que supone la necesidad de profundizar en el estudio de los factores determinantes de tales diferencias con el objetivo de mejorar el desarrollo de estrategias y programas de prevención sobre el consumo de alcohol.…”