En primer lugar, agradecer a mis directores académicos, Arturo y David y, a Pablo en Drone Hopper, por acompañarme a lo largo de esta etapa que hoy está más cerca de culminarse. Gracias por la ayuda prestada, por hacerme crecer, en el ámbito profesional y en el personal. Gracias por conar en mí y permitir que, junto a Drone Hopper, haya podido cerrar una etapa tan importante.Aunque si algo me ha llevado hoy a escribir estas líneas es formar parte, durante 5 años, de una familia como el LSI, incluida esa nueva generación de chavalitos, que han hecho del B16 un lugar donde nuca sentirse solo. El principal culpable de ello es Fernando. Fue él quien me brindó la oportunidad de trabajar con gente tan buena como la que aquí trabaja y ha trabajado, porque echando la vista atrás, no puedo olvidarme de personas cómo Noelia, Ricardo o Dani con las que ha sido un verdadero placer trabajar y, que junto al resto, han contribuido a que cada día uno se sienta afortunado de formar parte de un grupo humano como este.Dentro de esta gran familia hay otra persona que merece una mención aparte, no es otro que Abdulla, un amigo más que un compañero de trabajo. Sólo él sabe lo duro que, durante muchos momentos, ha sido esto y, sus palabras, su ayuda y su trabajo han hecho posible que las dudas se despejaran y continuara trabajando por llegar hoy a escribir estas líneas.Al escribir estas líneas no puedo olvidarme de un grupo de personas que durante esta etapa han sido más que compañeros de trabajo, han sido amigos, aquellas personas con las que compartir las alegrías y penas del día a día, gente como Carlos, María, Irene, Fran o Jorge que me han ayudado y apoyado de manera especial a lo largo de esta dura etapa, la cual Jorge advirtió y yo no hice caso.Tampoco puedo terminar este párrafo sin agradecer a Sergio y Alejandro todo el trabajo de estos últimos meses, por hacer más fácil y llevadera la vuelta a la normalidad y por estar codo con codo en las últimas fases de este trabajo.Por último, gracias a mi verdadera familia, a unos padres y hermanas que han sido un espejo dónde mirarse, a los que les debo y, sin los cuáles, no habría llegado hoy a escribir este trabajo. Y gracias a ti, Olga, por comprenderme, soportarme y ayudarme en estos duros meses y, sobre todo, por dar sentido a mi vida de la manera en la que lo has hecho.