“…Esta perspectiva también si justifica por: 1) el interés y el empleo de drogas psicoactivas por el Estado en programas militares o de investigación policial/espionaje (como el narcoanálisis psicoterapéutico) (Bergen-Cico, 2012;Reiss, 2014); 2) el rol histórico de intervenciones colonialistas o neo-imperialistas bajo la justificación de luchar contra o a favor de un determinado mercado de drogas, como las Guerras del Opio y las intervenciones estadounidenses en América Latina y el Caribe desde los años 1970 (Carneiro, 2018;Escohotado, 1994;Paley, 2014); 3) las implicaciones geopolíticas y económicas distintas entre la economía de las drogas de origen vegetal (cocaína, hachís, heroína) y de las 'drogas de síntesis' producidas en laboratorios (LSD, meta-anfetaminas, MDMA) (Labrousse, 2010); 4) las formas de correlación, equilibrio de poder, interpenetración y simbiosis entre actores vinculados al Estado (policías, militares, magistrados, políticos) y grupos ilegales del narcotráfico (organizaciones criminales, traficantes locales, grupos mayoristas internacionales etc.) (Desmond Arias, 2018;Lessing, 2018); 5) los efectos del mercado ilegal de drogas producidas legalmente -como los opioidesy sus costos sociales y económicos (Pereira, 2021;Quinones, 2015;Donoso, 2015); 6) las variadas formas de 'gubernamentalidad local ilegal' (Rodrigues et al, 2021) regulando la economía y la vida social en comunidades controladas por grupos vinculados al tráfico de drogas; 7) las formas de estructuración operacional de los grupos del narcotráfico -entre oligopolios y 'carteles' -y sus impactos a nivel local, nacional, regional e internacional (Reuter, 1986;Krauthausen y Sarmiento, 1991;Kopp, 2006).…”