El trabajo muestra que los procesos de liberalización y la expansión del sector financiero han cambiado profundamente la vida económica, social y política de la economía mundial. Han surgido fenómenos nuevos, por ejemplo, la supremacía de las autoridades monetarias sobre las fiscales y la transformación de los gobiernos nacionales en acreedores de los bancos centrales. Estos cambios han generado consecuencias negativas, como la inestabilidad financiera, el aumento del número de crisis, el bajo crecimiento y la desigualdad distributiva. El artículo aclara la necesidad de modificar aspectos relevantes de la política económica. Se argumenta que atribuir a las autoridades monetarias el papel de líderes en la coordinación de las políticas económicas perjudica el crecimiento y la equidad distributiva. Se alega que debe devolverse discrecionalidad a la política fiscal y que la intervención pública tiene que guiar la evolución de la estructura productiva. A fin de cumplir lo primero, deben mejorarse la calidad de las políticas públicas y los niveles de confianza entre las diferentes instituciones de la política económica nacional y entre los operadores de los mercados financieros y las autoridades de gobierno.