“…En dicha Orden se indica que esta competencia "implica la capacidad de transformar las ideas en actos" y además fomenta el desarrollo de capacidades más específicas como la capacidad creadora y de innovación, capacidad proactiva para gestionar proyectos, capacidad de asunción y gestión de riesgos, cualidades de liderazgo, trabajo individual y en equipo y finalmente, el sentido crítico y de la responsabilidad. Por tanto, esta competencia engloba diversos conceptos y puede entenderse en la práctica de formas diferentes, ya que está relacionada tanto con el procedimiento específico necesario para crear una empresa (Jiménez et al, 2012) como con el desarrollo de ciertas habilidades o capacidades más genéricas como innovar, asumir riesgos y tomar decisiones (Arruti y Paños, 2019;Ayoujil, 2017;Bernal y Cárdenas, 2014;Bernal y Cárdenas, 2017;Guarnizo et al, 2019;Luis et al, 2015;Paiva y Tadeu, 2015). De este modo, puede definirse como la capacidad de un individuo para convertir ideas en acciones, innovar, asumir riesgos, tomar decisiones, resolver problemas, ser creativo y tener iniciativa (Arruti, 2016;Huber et al, 2014).…”