“…Para el caso de la confluencia entre el Alto Río Negro y el Alto Orinoco, esta época, especialmente el siglo XVIII, fue el momento de la competencia entre España y Portugal por establecer su control sobre la región por medio de las Expediciones de Límites(Romani, Martins de Souza y Alves Nunes, 2014; Zárate Botía, 2015) y los consecuentes proyectos misionales dirigidos al establecimiento de redes de militarización y de adoctrinamiento religioso que garantizasen la sumisión de las poblaciones indígenas de la región(Chernela, 1996;Ruiz Peinado, 2008). Entre estas poblaciones, los pueblos indígenas de filiación lingüística Arawak fueron de particular centralidad, gracias a su capacidad para organizar grandes confederaciones multiétnicas extendidas a lo largo de estas cuencas(Vidal, 1993;Vidal y Zucchi, 1999;Epps y Stenzel, 2013) y conectadas con redes que se extendían desde Paraguay hasta el Caribe(Hornborg, 2005). Por contraste, este territorio también es el área de asentamiento de los llamados "grupos Makú", de diferentes filiaciones lingüísticas independientes(Vidal, 2018), pero con nombre que en sí deriva de una construcción de alteridad negativa por parte de los Arawak(Acosta Saignes, 1961;Vidal, 2000).A lo largo de la época colonial, los Makú o Macos fueron tratados según categorías peyorativas e incluso como esclavos(Acosta Saignes, 1961; Vidal, 2018), una situación que se extendió a lo largo del siglo XIX.…”