“…Brenda Leibowitz (2016), por ejemplo, señala las ventajas de ofrecerles retroalimentación desde múltiples fuentes: un profesor de salud, un compañero y un consultor experto en escritura; Joshua M. Liao y Brian J. Secemsky (2015), por su parte, promueven la escritura médica narrativa. En particular, para apoyar la escritura relacionada con la investigación en salud, se han ofrecido cursos de tesis en línea en un programa de maestría en salud pública a distancia (Harrison, Gemmell & Reed, 2014) y se ha puesto a prueba si una propuesta de instrucción explícita en la lectura de un artículo experimental propiciaba que estudiantes de posgrado pudieran escribir una pregunta de investigación fundamentada (Padilla-Vargas, Solórzano-Sandoval & Pacheco-Chávez, 2009). Además, un programa colaborativo de escritura estuvo orientado a enseñar a los médicos residentes a comunicarse de manera efectiva mediante géneros científicos, como artículos de revisión, y géneros profesionales, como informes de casos (Clemmons, Hoge, Cribb & Manasco, 2015).…”