“…Para nadar es necesario el despliegue funcional de la totalidad del cuerpo sobre un soporte biológico y de habilidades, es relevante poseer capacidades de transformación personal y colectiva que configuran al nadador como un deportista completo (Campás, 2015), la natación como deporte consiste en desplazarse en el menor tiempo posible una distancia determinada gracias a la acción propulsora rítmica, repetitiva y coordinada de los miembros superiores, inferiores y el cuerpo que permitirá mantenerse en la superficie acuática y dominar la resistencia del agua para avanzar en ella (Palomino, González, Quiroga & Ortega, 2015), por su carácter cíclico, caracterizado por la secuencia recurrente de movimientos durante el tiempo de nado, es recomendable el desarrollo de la flexibilidad en los hombros y tobillos para prevenir lesiones (Sanz, Martínez de Haro . Cid, 2016); la natación fue progresivamente construida para movilizarse en el agua evidenciando una determinada técnica con ahorro de energía y con implicancia funcional de procesos mentales que viabilizan la acción de nado, su aprendizaje desencadena en un cuerpo tecnificado (Castaño, 2014), su dominio evita ahogamientos (Contreras, 2011), el saber nadar se evidencia en la ejecución de uno o más estilos o técnicas natatorias con objetivos utilitarios y recreativos (Moreno & Gutiérrez, 1998), para Bermúdez del Valle (1997) los objetivos de la natación se dan en función a planteamientos de necesidad utilitaria, higiénica, de salud, recreativa, competitiva y educativa que busca la adquisición y consolidación de patrones motrices acuáticos, la optimización de la condición física, el conocimiento y dominio progresivo de las técnicas de nado.…”