“…La duración de este proceso y la desarticulación de los elementos óseos se ven afectados por las condiciones ambientales de depositación del cadáver (Rodríguez y Bass, 1985;Wescott, 2018). Este ambiente está determinado por el tiempo de exposición del cuerpo a la intemperie, la temperatura circundante, el acceso de fauna e insectos a los tejidos en descomposición, el tipo y forma de estructura donde es depositado el cuerpo -i.e., espacio vacío dentro de un ataúd, o en un espacio relleno de sedimentos-, la posición y profundidad del entierro, el tipo de suelo, la disponibilidad de agua en el sustrato, la presencia y el tipo de objetos que rodean al cuerpo, así como por las condiciones de muerte, presencia de heridas y enfermedades del individuo (Rodríguez y Bass, 1983Duday et al, 1990;Galloway, 1997;Rodríguez, 1997;Duday, 2009;Gaudry, 2010;Pokines y Baker, 2013;McGowan y Pragnell, 2015;Mickleburgh y Wescott, 2018;Wescott, 2018). Por lo tanto, la determinación del tipo de ambiente en que se produjo la descomposición de los cuerpos es importante para…”