“…Efectivamente, la inserción laboral es considerada en este ámbito como un elemento esencial, básico, cuando se trata de transitar a la vida adulta con unas mínimas garantías económicas; forma parte de las estrategias de acción socioeducativa habituales en unos profesionales que trabajan por y para la inclusión sociolaboral de las personas jóvenes, incluso continuando su acompañamiento más allá de la actuación profesional, como referentes o mentores (Dixon & Ward, 2018;Gilligan & Arnau-Sabatés, 2017;Monserrat & Melendro, 2017;Pérez-García et al, 2019;Sabaté-Tomas, 2021;Sulimani-Aidan, 2018;Sulimani-Aidan, Melkman & Hellman, 2019). Por otra parte, esa dicotomía inserción laboral versus formación reglada, deja a la vista un punto de inflexión y ruptura frecuente, ya que los procesos educativos incrementan el tiempo de permanencia en los programas de tránsito y la falta de estabilidad financiera aboca en muchas ocasiones a quienes estudian a aprovechar las oportunidades laborales menos cualificadas y a abandonar sus estudios (Bussières et al, 2017;Comasòlivas et al, 2018).…”