En el texto se responde la pregunta sobre cuáles pueden considerarse recursos de poder de algunas organizaciones internacionales (OI), en cuanto entes relativamente autónomos de los Estados que las crean. Se sostiene que, según sea el caso, la producción de cierta normativa, la información, la coerción y el componente simbólico son parte de dichos mecanismos, aunque existen solapamientos entre ellos que dificultan su distinción. El análisis se funda en una perspectiva sociopolítica de las OI, con la que se busca complementar la mirada predominantemente jurídica de estas. Por lo tanto, va más allá de visualizar aquellas como meros instrumentos de los Estados y que tienen apenas poderes delegados por estos, estableciendo la existencia de ámbitos que permiten identificar espacios de autonomía y de poder sobre los Estados.