En México, la educación remota encontró una población en edad estudiantil con grandes desigualdades, así como a un alto porcentaje de niñas, niños y adolescentes en situación de marginación y vulnerabilidad. El traslado de las violencias estructurales, propias del ámbito escolar al territorio del hogar, visibilizó las brechas existentes y amplió la desigualdad, sumando precariedades y carencias a la vida de los menores que viven en zonas marginadas. Las aportaciones teóricas de Bourdieu respecto a la reproducción social y la violencia simbólica, así como de Galtung, en torno a las violencias estructural, cultural y directa, permiten analizar desde otra faceta, distinta a la pedagógica, los efectos que el traslado de la educación presencial a la remota conlleva, así como los que tendrán en corto y mediano plazo. Con esta perspectiva, los resultados de logro académico, el acceso a internet y las características escolares se convierten en variables que nos permiten entender la reproducción de las desigualdades y el incremento de la violencia estructural en México.