“…Al respecto, los jóvenes se enfrentan de manera continua a demandas complejas en lo concerniente a la toma de decisiones (Hartley, & Somerville, 2015), llegando a manifestar disgusto y postergación o la denominada procrastinación (Álvarez, 2010;Barraza, & Barraza, 2019;Chan, 2011;Luna, & Laca, 2014), un acto que en palabras de Morales y Chávez (2018) no se da de forma intencional, y el cual es un término que hace referencia a la predisposición generalizada y habitual de aplazar las decisiones (Garzón, & Gil, 2017), así como también ciertas tareas (Díaz-Morales, 2019), y que de manera específica, en la comunidad educativa (donde están incluidos los adolescentes), tiene injerencia en el rendimiento académico y en el aprendizaje (Torres, 2016;Valencia, 2015b).…”