“…Así mismo, Fernández et al (2015) obtuvieron que el constructo de satisfacción fue una medida viable, confiable y válida de las percepciones de la enseñanza virtual y el aprendizaje en la educación universitaria, que son concordantes con los resultados obtenidos en el presente trabajo de tesis. Karam et al (2021) consideran que para asegurar la calidad en el diseño y la entrega de los cursos virtuales se requiere un marco bien definido con componentes que interactúen en función de las secuencias ordenadas de eventos; también Fernández et al (2013), encontraron que los estudiantes se sienten satisfechos con la metodología de enseñanza-aprendizaje en entornos virtuales, tal como Boullosa et al (2017) evidenciaron que la gran mayoría de los estudiantes manifestaron su satisfacción con el uso del aula virtual, y en ambos casos utilizaron la medida de satisfacción del Sp-DELES, que son concordantes con lo encontrado por González, (2018), donde las aulas virtuales incrementaron el nivel de satisfacción de los estudiantes, avalando la utilización de comunidades en línea de prácticas en la educación superior (Garay et al, 2017) Así mismo, la calidad educativa se le atribuye a la predisposición y motivación del docente hacia la asignatura, con criterios claros y metodologías abiertas que favorezcan la implicación de los estudiantes en los procesos de aprendizaje (Hortigüela et al, 2017), siendo el proceso de comunicación una de las variables importantes para la satisfacción del estudiante (Manrique & Sánchez, 2019), promoviendo la sensación de acompañamiento en los entornos virtuales (Melo & Díaz, 2018) lográndose que los estudiantes evidencien autonomía en los aprendizajes y los demás procesos que se desarrollan en la institución (Cayo & Agramonte, 2020), como un proceso complejo y multidimensional que abarca tanto el desarrollo cognitivo de los estudiantes como su crecimiento personal y social (Rodríguez et al, 2020).…”