Gordon Guyatt, en un editorial de la revista ACP Journal Club publicado en el año 1991 1 , por primera vez introdujo en la literatura médica el término de Medicina Basada en la Evidencia (MBE), que consiste en basar la toma de decisiones clínicas en las mejores pruebas procedentes de la investigación publicadas en la literatura médica. Progresivamente, la MBE se ha consolidado como una metodología imprescindible dentro de la Medicina pero, a su vez, su concepción inicial exclusivamente clínica se ha ido ampliando para incluir también la aportación de otras disciplinas 2 . La definición de "Atención Sanitaria Basada en la Evidencia" (Evidence-based Healthcare) 3 por Muir Gray ya fue pionera en este sentido. No obstante, es destacable que una metodología similar todavía no se haya consolidado en el ámbito de la salud pública.El concepto de salud pública se ha definido desde múltiples y variadas perspectivas. Entre las definiciones propuestas podemos citar la ya clásica definición de Acheson 4 , que describe la salud pública como "la ciencia y el arte de prevenir la enfermedad, prolongar la vida y promover la salud mediante los esfuerzos organizados de la sociedad". Por otra parte, Frenk 5 considera que la salud pública consiste en la aplicación de un conjunto de disciplinas académicas, como pueden ser las ciencias biológicas, sociales y del comportamiento, al estudio de los fenómenos relacionados con la salud de las poblaciones humanas. Sin embargo, la mayoría de las definiciones suelen presentar elementos comunes como, por ejemplo, su amplio ámbito de actuación, su base multidisciplinar y su impacto multisectorial 6 .
NECESIDAD DE EVALUAR RIGUROSAMENTE LAS INTERVENCIONES EN SALUD PÚBLICAActualmente existe un creciente interés por conocer los resultados de las intervenciones en salud pública 7 motivado, entre otros factores, por la necesidad de priorizar la inversión en intervenciones de eficacia ya demostrada. No obstante, el contexto de planificación e implementación de este tipo de intervenciones tiende a dificultar su adecuada evaluación. Entre las barreras existentes destacan la insuficiente tradición y formación en metodología evaluativa entre los profesionales de la salud pública, la Rev Esp Salud Pública 2008; 82: 00-00 N.°1 -Enero-Febrero 2008