campo, y la mirada de lejos y desde las alturas son ingredientes complementarios e indispensables de todo poema épico. La mirada de cerca permite fabricar el espectáculo deleitable y a su modo fabuloso, porque forzosamente imaginario, de los hombres y las armas. Solo como beneficio secundario, en la épica de materia histórica reciente, que sepresenta como crónica fiel y veraz, el espectáculo del combate tiene el interés de apoyar las hojas de méritos y servicios de los soldados españoles y el de sugerir, de modo propagandístico, los inmensos méritos de los actores menores de la conquista, que deberían bastar para asegurar la perpetuación de las encomiendas, u otro tipo de recompensa extensible a su linaje de manera permanente. Por su parte, la mirada lejana se hace vector de esa aspiración a la maravilla y a lo sublime que distingue al poeta épico. Por ella se introduce en la narración la capacidad sobrehumana del poeta de elevarse sobre la experiencia directa de los acontecimientos para contemplar el vasto escenario de las cosas del mundo, haciendo patentes conexiones entre cosas distantes, que en condiciones naturales no pueden abarcarse de una sola ojeada.