“…respeto profesional. De tal forma que se configura, por un lado, como un elemento discriminatorio para aquellas periodistas de mayor edad y menor espectacularidad a la vez que sirve de arma arrojadiza para poner en duda, a veces injustificadamente, la profesionalidad de las periodistas más jóvenes y atractivas (García-Estévez, 2012: 616) Además de esta discriminación sexual basada en las características físicas; los puestos directivos y de poder en el periodismo y en el mundo audiovisual son casi siempre copados por los hombres (Torregrosa, 2008;Kitch, 2015;Fernández y Campos, 2015;Martínez-García, 2016; De Miguel, Hanitzsch, Parratt y Berganza, 2017), teniendo que aguantar las escasísimas mujeres que llegan a acceder a estos escalafones 5 un machismo continuo procedente de un mundo tan marcadamente masculino como es el empresarial (Cascajosa y Martínez, 2015). Es el tristemente famoso concepto de «techo de cristal», definido como "la desestimación sistemática de las mujeres en los sistemas de cooptación que operan en la selección de los puestos de más alta capacidad de decisión" (Amorós, 2007: 392).…”