Las enfermedades otorrinolaringológicas tienen una elevada incidencia en la población general, alrededor del 40% de las consultas a los servicios de salud se comprenden por motivos de consulta que incluyen alteraciones de oído, nariz y faringolaringe. Dichas patologías comúnmente reciben un abordaje erróneo que dificulta el establecimiento del diagnóstico específico lo que conlleva a un enfoque terapéutico inadecuado. En la actualidad existen diferentes técnicas moleculares que facilitan la identificación oportuna de algunos patógenos y a la vez ofrecen nuevas alternativas de tratamiento y manejo, a pesar de que muchas de estas aún requieren estudios con mayor rigor, ofrecen la posibilidad de desarrollar nuevas formas de abordar al paciente.