Fruto de un proceso etnográfico iniciado a través de la auto-instrumentalización como voluntario en un centro de incorporación social para investigar con personas precarizadas en las zonas de abandono del Bilbao contemporáneo, este artículo aborda el giro sensitivo que aconteció durante el trabajo de campo. Centrado en el vínculo entre política y olor, propone una aproximación reflexiva y crítica que ensambla las antropologías de las violencias, el posestructuralismo y los estudios sensoriales. Partiendo de las propias percepciones olfativas y, específicamente, los desagradables aromas sentidos mientras acompañaba a los interlocutores, conceptualizo el propio yo como una totalidad carnal polisensorial tejida en entramados materiales y discursivos específicos. Tras presentar las premisas y los principales antecedentes de la denominada revolución sensorial en ciencias sociales, expongo las interpretaciones elaboradas a partir de la experiencia etnográfica. A pesar del entrelazamiento entre precarización, abandono y hediondez, el gobierno de la higiene corporal desplegado por las y los profesionales de la tecnología asistencial en la que he investigado deviene moralizador, individualizador y, en consecuencia, susceptible de acentuar la violencia simbólica de seres que tienden a ser responsabilizados de su destino. Asimismo, tanto la individualización como la racialización de la condición odorífica son elementos centrales de clasificación y jerarquización en la socialidad cotidiana de la zona gris bilbaína.