Según la Encuesta sobre el uso de drogas en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) (Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 2021), en España la edad media de inicio de consumo de alcohol se sitúa en los 14 años. Además, la prevalencia de consumo en la adolescencia es del 73,9%. Este consumo puede tener efectos perjudiciales a largo plazo, favoreciendo el desarrollo de la dependencia hacia este tipo de sustancias en la edad adulta. Según la literatura científica, uno de los factores subyacentes a este elevado consumo de alcohol sería las expectativas positivas hacia las consecuencias que tiene consumir alcohol. Por tanto, el objetivo principal de este estudio fue analizar la capacidad predictiva de las expectativas hacia el alcohol en su consumo en un grupo de adolescentes españoles. Para ello, se administró a 125 adolescentes de entre 13 y 17 años (M=14,69; DT=0,75) el Cuestionario de Expectativas hacia el Alcohol para Adolescentes (Pilatti et al., 2010) y un cuestionario elaborado ad hoc que evalúa las características del consumo de alcohol. Las expectativas hacia el consumo de alcohol explicaron un 14,1% del consumo (R2 de Nagelkerke=.141). Según el modelo, las expectativas positivas (sociabilidad, relajación y sexualidad) aumentarían el riesgo de consumo de alcohol (Wald=11,66; p=<.001; OR=53,70), mientras que las expectativas negativas (agresividad, deterioro cognitivo y conductual, y estados negativos), actuarían como un factor protector del consumo (Wald=5,21; p= .022;OR=0,15). Teniendo en cuenta la influencia de las expectativas hacia el alcohol sobre el consumo, cobra especial relevancia el diseño de estrategias preventivas dirigidas a desarrollar recursos psicológicos que permitan a los adolescentes conseguir los efectos positivos que anticipan del consumo de alcohol sin la necesidad de consumirlo.