La figura del VJ o visual jockey resulta clave para entender la aparición y los usos actuales de lo que llamaremos la imagen-ambiente, un tipo de imagen que se produce para una audiencia in situ, cuya reacción emocional repercute retroactivamente en la propia producción del flujo de imagen. Resulta importante hablar de una función asociada a este tipo de imagen: la de influir sobre un ambiente social para establecer una rítmica común. Por otro lado, esta rítmica coordinada influye en la percepción de cada persona respecto del grupo social que circunstancialmente forma la audiencia. A partir de argumentos como los del historiador William H. McNeill, el antropólogo Michael James Winkelman o el arquitecto y teórico Iñaki Ábalos, pero también extraídos de las observaciones de creadores del medio audiovisual como Jonas Mekas, veremos cómo una gran alianza de estímulos y condiciones del ambiente repercute sobre el estado de conciencia de los participantes, apareciendo esa idea del «nosotros» como vínculo de identidad. En definitiva, la investigación emplaza la práctica del Vjing como parte de la historia del arte y de los modos contemporáneos de sociabilidad, teniendo como principal evidencia las dimensiones estética y política de la imagen. Accederemos, de este modo, a una concepción de la imagen poniendo la atención sobre las alianzas que establece con los ritmos sonoros producidos por el DJ, además de con todo un sistema de estímulos ambientales y relacionales. Ello nos lleva, por otro lado, a extender el proyecto de Gilles Deleuze, añadiendo a los dos tipos de imagen propuestos por él, la «imagen-movimiento» y la «imagen-tiempo», una tipología diferente, con unas funciones y unos efectos, ambos, también, radicalmente distintos.