El 2016, Chile fue la sexta nación de América del Sur en elevar sus lazos bilaterales con China al estatus de socio estratégico integral (los otros cinco países son Brasil, Argentina, Venezuela, Perú y Ecuador). Para el caso de China, estas asociaciones conllevan el desarrollo de Iniciativas Estratégicas no Tradicionales (IENs), las cuales van más allá de los parámetros habituales de cooperación en seguridad material y militar. Las IENs surgen como formas de cooperación estratégica basadas en la creación de centros regionales que buscan resolver problemas comunes, incorporando tecnología sofisticada y lógicas de complementariedad estratégica. A pesar de que no existe un límite absoluto entre las iniciativas estratégicas tradicionales y no tradicionales, puesto que no son excluyentes entre sí, estas últimas representan el nuevo marco de poder blando que China intenta establecer en América del Sur, basado en un rol facilitador. En este contexto, Chile ha sido uno de los países que ha acogido la mayor cantidad de IENs en la región, encontrándose entre las principales el Centro de Astronomía de América del Sur, la plataforma regional de la moneda china y el Centro Regional de Institutos Confucio para América Latina. Este artículo explora las dinámicas detrás de estas iniciativas a través del estudio de caso de las recientes relaciones entre China y Chile.