Este artículo aborda cualitativamente el alcance e idiosincrasia de la producción arquitectónica llevada a cabo por arquitectas madrileñas entre los años de la Transición española y la crisis económica de 2008. Dicha producción presenta caracteres propios en, al menos, tres cuestiones: funcional, material y formal. Como reza el título, la investigación se centra en la ciudad de Madrid y en la arquitectura residencial, no siendo un estudio cuantitativo, aunque se apoya en datos numéricos, sino una serie de constataciones que permiten extraer conclusiones críticas en torno a los efectos, observables en las viviendas madrileñas, debidos a la incorporación profesional de las arquitectas. A través de estas reflexiones se ha incidido en dos aspectos relacionados con la domesticidad: uno, los tipos residenciales, su composición espacial y su programa funcional; y, dos, los espacios comunitarios de carácter vecinal, como articuladores de la relación entre el ámbito privado y el público. Desde esta perspectiva de género, se aprecia cómo la incorporación de la mujer a la profesión de la arquitectura supuso, entre los inicios de la década de 1980 y el final de la década de 1990, un incremento significativo de soluciones para mejorar la vida, individual y colectiva, de las personas que habitamos el espacio doméstico.