“…En el ámbito internacional, la literatura científica existente señala que los casos de adultos desaparecidos se caracterizan por: ser hombres, de edades tempranas, con antecedentes de salud mental, involucrados en procesos judiciales/policiales, que abusan del alcohol y las drogas, o tienen problemas económicos, laborales, familiares y relacionados con las emociones (Biehal et al, 2003;Blackemore et al, 2005;Foy, 2006;Foy, 2016;García-Barceló et al, 2019;Gibb y Woolnough, 2007;Greene y Hayden, 2014;Kiernan y Henderson, 2002;Newiss, 2004;Newiss, 2006;Tarling y Burrows, 2004;Payne, 1995). Por otro lado, en relación con las características asociadas a los menores se ha identificado que éstos son personas que: están en centros de acogida, son reincidentes, tienen antecedentes de salud mental, abusan de alcohol y drogas, han sido víctimas de situaciones de abuso, negligencia, discriminación o explotación sexual, tienen problemas familiares, escolares, emocionales, relacionados con la delincuencia, o pretenden ser independientes (Biehal et al, 2003;Blackmore et al, 2005;Crosland y Dunlap, 2015;Greene y Hayden, 2014;García-Barceló et al, 2019;Kiepal et al, 2012;Morewitz, 2016;Shalev, 2011;Stevenson y Thomas, 2018;Thompson et al, 2011;Tyler y Cauce, 2002).…”