1994
DOI: 10.3406/reco.1994.409617
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Fondements des politiques de la pauvreté : notes sur « The Report on the Poor » de John Locke

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“…En quinto lugar encontramos el principio de caridad, el cual significativamente no se encuentra formulado en el capítulo V de TT, II sino en el parágrafo 42 de TT, I. En efecto, la noción de caridad, entendida como derecho a los medios de subsistencia por parte de quien carece de ellos en una situación de necesidad extrema (véase Macpherson, 1970: 185-186, 198;Waldron, 1979: 326;Horne, 1990: 57-58;Simmons, 1992: 285, 291, 330;Marshall, 1994: 297;Dang, 1994Dang, : 1426Sreenivasan, 1995: 102-104;Buckle, 2001: 247-248;Waldron, 2002: 168-172;Vaughan, 2002: 15;Lamb, 2009: 237), se presenta en TT, I, como un argumento más en contra de la monarquía absoluta defendida por Filmer y, más específicamente, contra el intento filmeriano de derivar derechos políticos de la donación divina del mundo a Adán. Según Locke, Dios nunca otorgó un dominio excluyente a Adán en detrimento del resto del género humano: si le dio el mundo a Adán fue porque él era, en el comienzo de los tiempos, el género humano en primera persona (véase TT, I, § §40, 46; Chumbita, 2014b).…”
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“…En quinto lugar encontramos el principio de caridad, el cual significativamente no se encuentra formulado en el capítulo V de TT, II sino en el parágrafo 42 de TT, I. En efecto, la noción de caridad, entendida como derecho a los medios de subsistencia por parte de quien carece de ellos en una situación de necesidad extrema (véase Macpherson, 1970: 185-186, 198;Waldron, 1979: 326;Horne, 1990: 57-58;Simmons, 1992: 285, 291, 330;Marshall, 1994: 297;Dang, 1994Dang, : 1426Sreenivasan, 1995: 102-104;Buckle, 2001: 247-248;Waldron, 2002: 168-172;Vaughan, 2002: 15;Lamb, 2009: 237), se presenta en TT, I, como un argumento más en contra de la monarquía absoluta defendida por Filmer y, más específicamente, contra el intento filmeriano de derivar derechos políticos de la donación divina del mundo a Adán. Según Locke, Dios nunca otorgó un dominio excluyente a Adán en detrimento del resto del género humano: si le dio el mundo a Adán fue porque él era, en el comienzo de los tiempos, el género humano en primera persona (véase TT, I, § §40, 46; Chumbita, 2014b).…”
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“…Incluso si una situación de extrema necesidad diera lugar a un contrato de esclavitud, este no debería atribuirse al dominio privado sino al pacto. La caridad es un derecho del necesitado a los medios de vida que en modo alguno habilita una redistribución forzosa de la propiedad (véase también TT,I,§42;TT,II,§ §5,[25][26]183;ELN,; Venditio: 445; The Reasonableness of Christianity (R) 34 : 127; Macpherson, 1970: 185-186, 198;Waldron, 1979: 326;Horne, 1990: 57-58;Simmons, 1992: 285, 291, 330;Marshall, 1994: 297;Dang, 1994Dang, : 1426Sreenivasan, 1995: 102-104;Buckle, 2001: 247-248;Waldron, 2002: 168-172;Vaughan, 2002: 15;Lamb, 2009: 237). En esta misma dirección ha de considerarse la reinterpretación lockeana del mandato de Jesús a la desposesión en términos de ley de la fe, evitando todo posible mandato divino de redistribución de la propiedad:…”
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