Este artículo analiza el ciclo de protestas de las multitudes conectadas feministas mexicanas entre marzo de 2019 a marzo de 2020. Este periodo marcado por una creciente conflictividad transgresora inicia con la intensa campaña del #MeToo entre marzo y abril de 2019 y culmina con la marcha del 8 de marzo de 2020 y el Paro de Mujeres. El movimiento feminista se radicaliza con la aparición de repertorios de acción directa y se convierte en un actor colectivo de gran relevancia en el país, con un poder disruptivo en los gremios profesionales, en los centros de estudio y en la política institucional, estableciendo estrategias y sinergias con actores nuevos, inesperados y enormemente diversos. Para una aproximación descriptiva de este ciclo como estudio de caso, se aplica la triangulación entre métodos cualitativos y etnográficos con el análisis de redes sociales.