La Teoría de la Relevancia explica la comunicación humana desde una perspectiva cognitiva: el hablante transmite estímulos ostensivos para dejar patente su intención comunicativa y el oyente interpreta dichos estímulos partiendo de la hipótesis de que son óptimamente relevantes, esto es, que transmiten el mayor volumen de conocimiento posible a cambio del menor esfuerzo de procesamiento. Los estímulos codifican lingüísticamente solo parte de la información; otra parte de lo comunicado es dependiente de los cómputos inferenciales accesibles a la cognición. El principio de relevancia es también pertinente en la actividad mediadora, si bien en este caso opera de forma consciente. De hecho, hay ocasiones en las que el traductor, condicionado por la lengua meta, tiene que decidir qué parte de la información debe comunicarse explícitamente y qué significados pueden ser inferidos. Mediante el análisis traductológico de un texto jurídico-administrativo se demuestra que el traductor aplica este principio cognitivo de comunicación y establece en su texto de llegada un nuevo equilibrio entre lo aportado por el código y lo sujeto a la inferencia. La propuesta de análisis tiene implicaciones para la didáctica de la traducción especializada.