“…Estas preocupaciones y líneas de acción han encontrado cierta audiencia en el seno de la didáctica de las ciencias/estudios sociales, tal como ilustran las entrevistas a colegas de varios países realizadas por Estellés y Castellví (2020) y, en España, un incipiente volumen de investigaciones y publicaciones (por ejemplo, Arroyo et al, 2018;Izquierdo, 2019Izquierdo, y 2020Massip et al, 2021;Castellví et al, 2022). De una forma u otra se coincide en la necesidad de que la enseñanza de las ciencias sociales esté nuclearmente centrada en desarrollar en las/os estudiantes un pensamiento crítico sólido y autónomo que: a) les permita desafiar con evidencias contrastadas y argumentos consistentes los relatos demagógicos, los engañosos o falsos, los que empujan a las reacciones pasionales en lugar de a la deliberación reflexiva, los que cosifican a otros seres humanos, degradándolos a la condición de cabezas de turco; b) les capacite para hacerse preguntas progresivamente más complejas y no 11 En este documento se define el discurso del odio como "cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad" (ONU, 2019, p. 3).…”