“…En el 90% de los casos se identifica una causa clara desencadenante. De ellas, las más habituales son: la patología perianal, especialmente los abscesos perianales, fístulas complejas y fisuras anales; las enfermedades genitourinarias, como lesiones uretrales, tanto en pacientes portadores de sonda vesical a permanencia como si no lo son; infecciones genitourinarias, incluidas postoperatorias de esfera genital, o malformaciones, como la hipospadia, y por último, las lesiones cutáneas derivadas de traumatismos o por procesos infecciosos 5 . Desde que Jean Alfred Fournier documentara, hace 125 años, los primeros casos de esta entidad, paulatinamente han ido apareciendo en la literatura médica presentaciones de casos, generalmente en artículos aislados [6][7][8] , o como series de menos de una centena de casos generalmente 2,9,10 .…”