“…Acompañando esta distribución de los grupos socioeconómicos se desarrolla una marcada desigualdad social y territorial, que se expresa en una heterogénea accesibilidad a servicios, infraestructuras y equipamientos urbanos (Cabrera Arias, 2019;Di Virgilio et al, 2019;Freidin et al, 2020;Reyes Päcke y Figueroa Aldunce, 2010). El objetivo de los Estados durante las últimas décadas ha sido generar conjuntos residenciales sociales masivos en la periferia urbana, lo cual, sumado a las prácticas de autogestión en la búsqueda de soluciones habitacionales por parte de los grupos más vulnerables a través de la autoconstrucción en predios no edificados al interior de las ciudades o fuera de ellas (conocidos como campamentos, favelas, pueblos jóvenes, barriadas, villas miserias), derivó en la formación de grandes áreas precarizadas, monofuncionales, sin fuentes laborales, de bajos indicadores de calidad residencial y urbana (escasez de áreas verdes, déficit en calles pavimentadas, carencia de obras de recolección de aguas lluvias, entre otros).…”