“…La esquina noroccidental de Suramérica corresponde a una interacción en una zona de convergencia de placas y bloques tectónicos que incluyen las placas de Nazca, Caribe y Suramérica, con historias de acreciones a lo largo del Mesozoico y el Cenozoico, que ha estado acompañada por la colisión del Bloque Panamá-Chocó y el levantamiento de los Andes del Norte (Page, 1986;Duque-Caro, 1990;Taboada et al, 2000;Corredor, 2003). Todo este conjunto de factores da al sector una dinámica compresiva en el noroccidente colombiano, regida principalmente por deformación frágil, donde predomina el fallamiento de rumbo con componentes inversos asociados a las fallas Cañasgordas, San Ruperto, Murrí-Mutatá, Murindó y Abriaquí (Taboada et al, 2000;Corredor, 2003;Cortés and Angelier, 2005); a éstas se les asocia en gran parte la sismicidad histórica e instrumental de la región; esta última, aunque escasa, indica fuertes deformaciones de la corteza superior (profundidad < 10 km), que se traducen en expresiones que se extienden hasta superficie, y comúnmente son enmascarados por procesos exógenos y por las formas del relieve (Page, 1986;Corredor, 2003;Cortés and Angelier, 2005;Noriega y Caballero, 2015).…”