“…Alineado al proceso de transformación del funcionamiento universitario, las herramientas para gestionar el trabajo académico han ido mutando para organizar minuciosamente la labor de académicas y académicos, en especial el trabajo científico (Bernasconi, 2009). Autores y autoras plantean que la gestión del trabajo académico se ha caracterizado por: la estandarización de sus productos (Gill, 2009;Rowlands, 2017); la maximización de la producción científica, a través de la comparación y competencia de los outputs científicos (Clarke, Knights y Jarvis, 2012; Knights, 2013); y el uso de medidas de control, como la incorporación de ejercicios de medición de la producción permanentes (Lim, 2019) y el financiamiento condicionado a la productividad alcanzada (Deem , Hillyard y Reed, 2007). Esta cuantificación de la producción sería considerada por los estamentos de gestión universitaria como una herramienta para la simplificación de procesos complejos y heterogéneos de la producción científica, volviendo las prácticas laborales cotidianas en índices manejables para los cuadros de gestión y monitoreo (Miller y O'leary, 2007).…”