El presente artículo determina cómo una empresa ética, convertida en escuela de virtudes morales, puede contribuir a mejorar la sociedad. La empresa sólo puede mejorar la sociedad y generar un impacto positivo en la misma desde la ejemplaridad de todas y cada una de sus personas. Se entiende la empresa como una comunidad de personas en la que ha de existir un equilibrio esencial entre lo individual y lo colectivo. Se parte de la premisa de que la empresa es, también, un espacio ético que puede llegar a convertirse en una escuela de valores y virtudes en la que los profesionales desarrollen sus capacidades humanas en interrelación con los demás. Se argumenta la relevancia de la virtud empresarial, desde la perspectiva de la transformación del ethos individual, de los hábitos de las personas que forman la organización. Se considera que la empresa puede llegar a convertirse en una “escuela de valores y virtudes”. La forja del ethos ético y virtuoso de los profesionales es, a su vez, la esencia de la construcción del ethos ético de la empresa que tendrá su correspondiente impacto en el ethos de una buena sociedad. A partir de estas aseveraciones nos hacemos las siguientes preguntas en nuestra investigación: ¿De qué manera puede influir el ethos de la empresa en la configuración de los ethos particulares de los profesionales que forman parte de ella? y ¿cómo puede la empresa contribuir al desarrollo de las virtudes morales de sus personas? Asumiendo estas dos cuestiones como base de la investigación, se argumenta que la empresa puede llegar a ser, a través del trabajo, una ‘escuela’ para el desarrollo de las virtudes morales y, desde ahí, contribuir a la construcción de una sociedad más humana.